Albert Camus (filósofo, novelista y portero francés) explicaba cómo su moral nacía de dos grandes aficiones: el teatro y el fútbol. A ambas tareas colectivas las elevaba a la categoría de universidad personal, porque le habían enseñado los valores del esfuerzo compartido y el sentimiento de pertenencia. Decía: "Todo lo que sé con seguridad acerca de la moralidad y las obligaciones se lo debo al fútbol"

lunes, 17 de enero de 2011

Sobre algunas tarjetas amarillas

Es indiscutible que en una sociedad mínimamente organizada las normas están para cumplirse, pero es también cierto que ello no impide que se puedan (y deban) criticar las reglas que la experiencia y el sentido común demuestran absurdas, con la esperanza de que esa crítica consiga, un día, que esas normas inútiles y contraproducentes desaparezcan y esa sociedad "progrese adecuadamente".

No, no me estoy refiriendo a la reciente ley del tabaco, sino a la norma que, aprobada en 2004 por el International Football Association Board (IFAB), guardián de las Reglas del Juego del fútbol, castiga con tarjeta amarilla el que un jugador se desprenda de su camiseta al celebrar un gol.

Se podrían dar multitud de argumentos sobre lo absurdo de dicha regla, y seguro que ahora se os están ocurriendo algunos, pero para mí el mejor de ellos es precisamente la justificación que ofrecían los notas a los que se le ocurrió la feliz idea (y copio literalmente): "Quitarse la camiseta tras marcar un gol resulta innecesario y los jugadores deben evitar tan excesiva muestra de júbilo".

Quien dice esa frase, o no ha jugado en su vida ni a las chapas, o no tiene sangre en las venas. ¿Resulta "innecesario"? ¿Qué es necesario o innecesario en esta vida? Hombre, si hablamos de supervivencia, sólo es necesario comer, respirar, beber (agua) y pocas cosas más. Y lo de "excesiva" muestra de júbilo suena más a la señorita Rotenmeier que a la práctica divertida de un deporte.

Con todas las incorrecciones, faltas de consideración, actitudes maleducadas o provocaciones que pueden producirse durante un partido de fútbol, van estos y se les ocurre sancionar la "excesiva muestra de júbilo" de un deportista que consigue al fin lo que se pretende en este juego, el gol por el que luchan él y todos sus compañeros, desde el portero hasta el punta.

¿A quién/quiénes ofende la "excesiva muestra de júbilo"? No sé. Quizás a los amargados, o a los que no saben/entienden/disfrutan de lo bueno y bonito del fútbol.



La cita: Ninguna sociedad puede existir si no impera en algún grado el respeto a las leyes, pero que lo que da más seguridad para que éstas sean respetadas es que sean respetables (F. Bastiat)

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo contigo, sancionar el "exceso de júbilo" es un "exceso de celo".

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