Jugábamos lejos, y quizás, esta lejanía estaba acrecentada por un sentimiento de desánimo, pues creo que a todos nos afectaba el hecho de haber perdido el primer puesto del campeonato, tenerlo tan cerca y perderlo en el último momento. Así que aquí estábamos, en Yátova, más allá de Buñol, dispuestos a jugar un partido en campo de tierra, contra un equipo, en teoría inferior.
Al principio, cuando llegamos, estaban jugando un partido los prebenjamines, y así conocimos al árbitro, un tipo singular, explicaba a los niños cómo debían situarse, animaba al portero, incluso le decía, "el próximo gol que te metan te lo anulo", un árbitro pedagodo ...
El partido nuestro no tuvo mucha historia, fue fácil, el primer gol llegó tras un saque de Diego y remate de Pablo que se quedó solo. El segundo fue un contrataque Carlos, buen pase a Emilio que chuta, rechace pillado por Pablo y gol. Rápidamente, todo el equipo de Yátova protestaron porque decían que jugabamos con cinco Pablos ... ¡estaba en todas partes!, el resto de los goles fueron un contrataque de Jose Maria y gran remate de Emilio, y luego marcaron Alex, Pablo y Jaime.
Al acabar el partido, como era el cumpleaños de Diego, los compañeros le felicitaron y cantaron, ¡buenos chicos estos!, eso si, el que suscribe estas líneas se escaqueó de una invitada ... era tarde.
Un abrazo.









Mientras hay vida hay esperanza.
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