Albert Camus (filósofo, novelista y portero francés) explicaba cómo su moral nacía de dos grandes aficiones: el teatro y el fútbol. A ambas tareas colectivas las elevaba a la categoría de universidad personal, porque le habían enseñado los valores del esfuerzo compartido y el sentimiento de pertenencia. Decía: "Todo lo que sé con seguridad acerca de la moralidad y las obligaciones se lo debo al fútbol"

miércoles, 22 de junio de 2011

Diego

Hace unos meses, concretamente en noviembre pasado, publiqué una entrada (AQUÍ) en la que pretendía reconocer el aprendizaje y progresión de dos de los jugadores de nuestro equipo.

Decía entonces que "no se trata sólo de hacerlo bien, o lo mejor posible, sino, además, notar que con los entrenamientos, los partidos, las enseñanzas de los sucesivos entrenadores y el apoyo de los compañeros uno aprende, progresa, crece en su juego y se hace más futbolista".

Pues bien, hoy me permitiréis que deje constancia y homenaje hacia Diego, cuya progresión en este equipo ha sido más que notable sólo ya en esta temporada; se reincorporó al equipo a sabiendas de lo difícil que podía tener su titularidad e incluso su participación con regularidad, y a pesar de ello, a base de trabajo, generosidad y honradez, se ha ganado a ojos de muchos un puesto importante en el grupo, futbolísticamente hablando.

Es el tipo de jugador que, sin aspavientos, sin florituras, y desde la sencillez, la disciplina y la humildad, aporta al equipo un trabajo callado pero importantísimo, el tipo de jugador que a todo entrenador le gusta tener en su equipo. En ese sentido, creo que es un ejemplo para todo el grupo.

Sin embargo y con todo, mucho más importante que todo eso es que Diego es, como ya he dicho en alguna ocasión, un tipo estupendo.

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